Jaime Alberto Toro
TODO UN “TORO” EN LAS PESAS.
Pero un ogro acabo con su carrera deportiva
Nacido en la comarca de Concordia, Antioquia, hace cincuenta siete años, como todo buen joven y más paisa decidió que el destino era recorrer el mundo, que estar labrando la tierra; primero se fue hasta Cali, luego paso por Ibagué donde vivía un tío que tenía un almacén de cueros ubicado en la calle 16 con carreras cuarta y quinta, en pleno centro de la ciudad, Allí permaneció dos meses, donde le dio por entrenar pesas en un gimnasio que quedaba cerca al lugar donde estaba residenciado.
En 1966 regresa a Medellín y empieza a trabajar en serio el levantamiento de pesas bajo la mirada atenta del técnico Jaime Enrique Restrepo, quien le enseño todos los secretos de esta disciplina deportiva y además lo puso a trabajar, ya que gracias a él aun hoy vive de las tuercas, tornillos y arandelas. Tiene su propio almacén desde hace ya 37 años.
No puedo creer que un plusmarquista suramericano mirara al Llano?
En el momento que tomé esa decisión, estaba aburrido; en menos de un año de estar en Medellín ya había alcanzado batir la marca suramericana en la modalidad de fuerza. Colombia no era potencia y solamente figuramos en el escalafón internacional de 1966, tres pesistas.
Esa modalidad las descontinuaron por ser muy peligrosa para la integridad física del deportista.
¿Bueno cómo llegó a Villavicencio?
Estando en Medellín me dio el “arrebato” de ir a conocer los Llanos Orientales, ya que me encontré con un señor que se llamaba Rodrigo Morales, quien me “endulzo” el oído y me pinto bellezas de esa región. Me dio una carta de recomendación dirigida a sus hermanos Ramiro y Jorge, para que me ubicara y me diera apoyo tanto en el deporte como el trabajo.
Me acuerdo que llegue un 4 de enero de 1970, Villavicencio era una cuidad pequeña, muy calurosa, me contacté directamente con los hermanos de don Rodrigo, quienes me facilitaron mi estadía, ya que al otro día empecé a trabajar.
¿Cómo consiguió la medalla de bronce en los Juegos Nacionales de Ibagué?
Para decirle la verdad yo no tuve entrenador; yo mismo diseñe los planes de entrenamientos con los consejos que me dio el señor Restrepo; trabaje duro, yo mismo logre conseguir los discos y barras para ir armando un gimnasio.
Tanto es así que Jundeportes Meta me vinculó por cuatro meses, yo trabaja en el día con la empresa Tuercas y Tornillos y por la noche en un salón que prestó la Séptima Brigada que quedaba ubicada cerca donde hoy aún está el Cuerpo de Bomberos. El recinto se llamaba “la Tienda del Soldado”.
¿Nada tuvo que ver Tarquiliano Romero con la medalla de bronce?
Nada absolutamente nada, a él no le debo nada, cuando yo lo conocí él era un fisiculturista; de pesas no sabía nada. Su carrera la inicio al lado de nosotros.
Era un envidioso tanto es así que una vez sin mediar palabra alguna me agredió dentro del gimnasio que quedaba ubicado debajo de las graderías del coliseo “los Conquistadores/Álvaro Mesa Amaya”. Como su fuerza era superior yo opte por retirarme de recinto, cogí mi bicicleta y se me vino traicioneramente y me golpeo por la espalda.
Al regresar a mi casa tome la decisión de dejar las pesas, porque ese ogro me había agredido de palabra y obra sin razón alguna. Ese fue el reconocimiento que me dieron los dirigentes de esa época por haber sido medallista en Juegos Nacionales.
¿Pero un momento usted represento a Bogotá en los Juegos Nacionales de 1974?
Si en vista de que no tenía apoyo aquí en Villavicencio, pedí traslado de mi empresa para Bogotá y al mismo tiempo empece a trabajar con la Liga del Distrito que me incluyo en la nómina para asistir a los Juegos Nacionales de 1974 realizados en Pereira.
¿Pero un momento usted represento a Bogotá en los Juegos Nacionales de 1974?
Si en vista de que no tenía apoyo aquí en Villavicencio, pedí traslado de mi empresa para Bogotá y al mismo tiempo empece a trabajar con la Liga del Distrito que me incluyo en la nómina para asistir a los Juegos Nacionales de 1974 realizados en Pereira.
Vino por pocos días y resultó casado?
Sí, mi intención era quedarme unos pocos días y ya llevaba varios meses, fui conociendo gente, pues entre ellos, a Lucy Díaz, que precisamente era familiar de los hermanos Morales, al año de tener amistad nos casamos. De este matrimonio hay un hijo.
¿Y es que hay más hijos por otros lados?
No hombre por Dios, la juventud de esa época no era tan lista como ahora. Siempre he estado lado de ella porque ha sido una buena mujer como esposa y madre. No tengo quejas de ella y espero que ella no tenga quejas de mí.
¿Doña Lucy fue la primera presidenta que tuvo la Liga de Pesas?
Oiga que contrasentido yo decidí retirarme de las pesas en 1977 y varios clubes optaron por postular el nombre de mi esposa para presidenta de la Liga de pesas del Meta. Ella trabajo con ahínco obteniendo buenos resultados.
Pero volvieron los inconvenientes y opto por salirse del comité ejecutivo y vincularnos como jueces de la natación.
¿Pero ella también fue la primera juez de pesas en Colombia?
Si señor, estuvo en varios campeonatos nacionales donde tuvo la oportunidad de mostrar sus conocimientos, mientras que aquí nos perseguían en otras parte nos admiraban y nos respetaban.
¿Y hoy como transcurre su vida?
Normal , como lo puede ver, digo yo sin afujías, agradecido de Dios por las cosas que me ha brindado. Lástima que teniendo capacidad para el deporte me hayan truncado mi carrera, simplemente por chismes.
A usted Giovanni, también agradecerle por su voluntad de rescatar los valores y hechos de nuestro de deporte de este bello Departamento. Mil gracias.
0 comentarios:
Publicar un comentario